¿Qué festejan los diputados?: Edna Jaime (Columna)

No sólo la Cámara de Diputados es un contrapeso muerto, un actor casi irrelevante, en el tema presupuestal, sino que el trámite nos cuesta a los mexicanos 20 millones de pesos por cabeza, afirmó en su columna en Excélsior Edna Jaime, directora de la organización México Evalúa.

El legislativo no hace sus funciones en el control del presupuesto y del gasto. Por incapacidad, pero también por convenenciera indiferencia. Y esto implica un riesgo mayor para el país.

Dicen las malas lenguas que el dictamen del proyecto de Ley de Ingresos les llegó elaborado desde Hacienda. Es muy posible que algunos de los integrantes de la comisión dictaminadora ni siquiera hayan conocido el documento en el que plasmaron su firma. Lo mismo se dice para el decreto de presupuesto de egresos. Ni tiempo para leerlo completo.

Estas serían anécdotas chuscas si no tuvieran repercusiones tan profundas. Porque si no es el Legislativo, quién puede ponerle freno a una Secretaría de Hacienda súper poderosa que se convierte en juez y parte por su superioridad técnica pero también por el control político de su rebaño legislativo.

El camión avanza sin frenos y en el transcurso de algunos años puede acercarnos al precipicio.

Dos cuestiones deberían ser centrales en la función del Legislativo respecto de las finanzas públicas en estos momentos: el control del endeudamiento y los destinos del gasto. Para ponerlo en otros términos, deberían estar ocupados en que nuestra transición a la despetrolización de nuestras finanzas públicas sea de la manera más responsable posible con los menores costos sociales asociados. Los dos asuntos no son menores, particularmente porque este gobierno relajó los resortes que obligaban a la disciplina fiscal.

La proyección que las mismas autoridades hacendarías presentan para 2016 debe llamar nuestra atención: los saldos históricos de requerimientos financieros del sector público llegarán al 48 por ciento del PIB en ese año.

En los primeros cuatro de esta administración se habrá endeudado al país diez puntos del PIB adicionales. No es todavía el tamaño sino la celeridad de este crecimiento lo que debería preocuparnos. ¿Dónde están los frenos?  ¿Dónde los contrapesos?

Los diputados que ayer se aplaudían por la tarea acometida, ¿qué postura tienen respecto de esta trayectoria ascendente del déficit? ¿De las metodologías  ad hoc que se adoptan para tratar de esconderlo?

Hace unos años, la inversión en Petróleos Mexicanos se dejó fuera de esta contabilidad; para la del 2016 se excluye también la de Comisión Federal de Electricidad y la de proyectos de alto impacto económico y social.

Deja un comentario